¡Buenos días!
¡¡¡VIERNES VIERNES VIERNES VIERNES VIERNES VIERNES VIERNES!!!
¡Oh amigos! Que alegrías nos dan nuestros queridos viernes... ¡Yo creo que es mi palabra favorita en todo el mundo! Los viernes, por muchas cosas que tengamos que hacer para la semana siguiente, el mundo reaparece en nuestras vidas y, con el ¡la vida social! Por eso hoy he decidido bajar a la uni en coche, para pirarme a darlo todo nada mas acabar las clases.
Y precisamente del coche os voy a hablar hoy. Bueno, del coche y del tren: esos grandes amigos unidos en el mayor de los complots, con el fin de hacernos llegar siempre tarde... Esta anécdota que hoy os cuento no es de un solo día... es algo mensual ya que, al igual que me pasa a mí, le pasa a Lulú y os habrá pasado y os seguirá pasando a todos los que tengáis carné.
Es por todos conocido que nuestra querida Renfe NO es dos cosas: ni barata, ni puntual. Por eso la gran mayoría de los que utilizamos a diario sus extraordinários servicios, cogemos el tren con tiempo, porque sabemos que o se parará, o habrá un problema técnico, o surgirá una avería en la penúltima parada...
Pero, ¿qué ocurre cuando te duermes un día? Además de despertarte arrasando por la casa cual huracán, sentir el corazón bombear bien pegadito a la campanilla y atragantarte no una ni dos, sino tres veces con el 'desayuno'... ¡Decides coger el coche! Y es que nuestro querido y racional cerebro susurra: "Ves en coche Loló... Tardas la mitad que en transporte público... Si sales ahora todavía llegas a tiempo..." Y sí, tiene sentido, hasta que coges la Ronda... En este momento te cagas en tu máxima inteligencia y en el maldito día que cantaste 'bingo' en el limbo ¡y ganaste reencarnarte en un jodido ser humano! Pero tu te auto-engañas pensando que son unos kilometritos de nada, que en la próxima salida todo el mundo sale y tu, por la gracia de Dios, llegarás a tiempo para que te dejen entrar a clase.
¡MENTIRA! ¡¡TODO MENTIRA!! ¡Esa próxima salida ni existe!
Total, que aunque coche+tren+metro+andar sumen una hora y cuarto hasta la uni, y hiendo en coche directamente tardes veinte minutos, el atasco de los cojones te hace llegar más tarde de lo que hubieses llegado con transporte público. Porque no solo llegas tarde a primera hora, ¡si no que casi no entras ni a segunda! Lo que implica no poder tomarte un café tranquilo en el descanso... ¡y yo sin café no soy humano! Diooooossssss.....
Vamos, que hoy he cogido el coche para ir a la facultad, y al final, para no encontrar caravana tienes que salir de casa a la misma hora que si pillases el tren. Esto implica llegar una hora antes... entretenerte mirando como limpian el suelo... contar cuantas racholas ocupa cada mesa del bar... ¡y abrazar al primer compañero de clase que, cual salvador, aparece!
¿Conclusiones? No las hay... Y es que hagas lo que hagas, o llegas pronto o llegas tarde. No existe el llegar a la hora.
Seguimos con Lulú&Loló durante el finde. ¡Disfrutadlo, veinteañeros!
¡Gracias a todos por leernos!
Loló :)
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