Hoy escribo de noche porque creo que hoy es la noche más mágica de todo el año, la noche con más ilusión de todas, la noche más emocionante... Es la noche de Reyes.
El día 5 de enero de todos los años de este mundo mundial los Reyes Magos vienen a nuestras casas para dejarnos regalos, carbón y una buena mierda en la puerta (es típico ¿verdad?...). Qué emocionante todo... Le ponemos mandarinas y agua a los camellos (cada hogar con sus tonterías) y nos acostamos pronto con esos nervios que peculiarizan esta noche. Una tensión por saber lo que nos vamos a encontrar al amanecer que hasta madrugamos ¡y sin despertador!
Lo que mueve la noche de Reyes no lo mueve nadie. Y porqué ahora ya somos mayores, pero cuando éramos niños ¿qué? Bua... eso si que era ilusión y nervios, yo hasta lloraba de miedo. ¿Miedo? Sí, miedo. ¿Por qué? Pues porqué me lo creía tanto, tanto, tanto, que pensaba que cuando llegaran los tres reyes por la noche me iban a asustar (patético, lo se). Aun así el peor momento de la noche de Reyes era escucharlos como envolvían los regalos (ejem...). Madre mía, ¿sabéis qué tensión? Era inaguantable saber que los tres Reyes Magos estaban en tu salón envolviendo tus regalos, mientras los camellos comían mandarinas (¿cómo coño pelan las mandarinas?) y bebían agua mientras me dejaban la mierda de su vida en un orinal (es típico ¿verdad?...) Esos momentos eran horribles, pero de la misma histeria me acababa quedando frita.
Qué linda noche la de los Reyes, tiene tanta magia. De verdad, ojalá nunca me hubieran desvelado el secreto... ¡Ojalá!
Espero que esta noche sea tan brillante como la mía y que mañana al despertaros tengáis muchas y muchas sorpresas. Os lo merecéis todos y cada uno de vosotros, estoy segura. Acabad bien estas fiestas y ¡qué seáis felices!
Lulú ;)
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