¡Hola a todos!
¿Qué tal el verano? ¿Bien, no? Era de esperar, el verano siempre va bien...
Hoy os hablaré de algo que ocurrió el otro día y que, gracias a Dios, salió bien: una cita a ciegas. En principio es algo que asusta y algo a lo que no estamos acostumbrados, no es muy normal quedar con alguien que no conoces de nada, que puede ser diferente a lo que esperas o que resulte ser alguna especie de psicópata... Pero mi experiencia fue genial.
Tomar algo, empezar a hablar, encontrar aspectos en común, también en contra, discutir incluso... Son cosas que suceden en estas ocasiones. Lo gracioso es que de ir con la idea de que lo que estaba haciendo era una idiotez y pensar que seguro que me iba a encontrar con alguna fricada nivel experto, acabé encantado. Claro, yo creía que me iba a sentar con algún fricazo que me iba a hablar de subnormalidades y que no sabría donde meterme ni como salir por patas, pero aún así fui, con dos cojones, ¡y toma premio!
Una birra, charla interesante, carcajadas, un paseo, chupito por aquí, chupito por allá, cubata que viene, cubata que va... Ui ui que no puedo conducir.
Supongo que sabéis por donde voy... Uno que no puede conducir, otro que tiene una habitación libre y un par con intereses en común y una atracción sexual que pegaba calambrazos, desemboca en un polvazo de los que dejan agujetas. Sí, las dejó.
Pero bueno tema sexo aparte, aunque he de deciros que estuvo genial, la cosa fue estupendamente y creo que se va a volver a repetir. ¡De momento os dejo con la certeza de que, pase lo que pase, os iré informando!
Loló :)
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