sábado, 3 de agosto de 2013

Luloshow

¡Hola holita a todos!

¿Cómo van esas vacaciones? ¡Suponemos que brillantes! Y en el Luloworld no son para menos... Cierto es que hemos pasado un "bachecito" duro provocado por el trabajo y esas cosas que nos mantienen ocupados, pero dentro de nuestro mundo existe un universo paralelo conocido como las Lulonights, y eso si que brilla...

Las noches con Lulú&Loló son experiencias paranormales a las que todo el mundo está invitado, porque todo el mundo debería vivirlas al menos una vez en su vida. Las noches con Lulú&Loló no tienen ni sentido, ni horario, ni explicación. Las noches con Lulú&Loló nunca terminan de noche. ¿La pasada? Luloparty cien por cien. 

3 am. y unas ganas locas de dislocarnos una cadera. Lulú, Loló y la Belga-Reecontrada se disponen a darlo todo en una noche improvisada, así que nos pusimos lo que pillamos y lo combinamos con unos zapatos monos que acabarían literalmente volando por los aires. Botella de vodka en mano, nos dirigimos con toda nuestra motivación a una discoteca apta para sixteen-babies y nos zumbamos unos cubatas en el coche para entrar en situación, con todo el glamour que un vaso de plástico pueda otorgar. Una vez dentro y chequeado el ambiente, muy deprimente he de decir, nos impusimos una norma/ley/orden/whatever, presente en cualquier Luloparty: Da igual cómo nos miren, ¡tú dale duro! Y bien duro que le dimos... Nos cruspimos unos bailoteos dignos de la época dorada de nuestros padres; compartimos copas con amigos encontrados de nuestros hermanos pequeños; apartamos a un mini-breakdancer para pasar por medio del corrillo rumbeando como si fuésemos los coristas de Rosario Flores; y nos comimos unos bocatas bocatas al salir que parecía que no hubiésemos probado bocado en tres semanas.

Pero el momentazo de la noche, el TOP 1 de la party, el Too Much de los Too Muches, fue cuando un grupito de minis comenzó a tirarle la caña a Lulú. Perreaban, le guiñaban ojitos, le cogían la mano, intentaban llevársela... Y la pobre Lulú no hacía más que hacerles "gañotas", como si se se encontrase delante de niños de siete meses, y acariciarles la coronilla, al más puro estilo "scottex". Ellos no se daban por vencidos, y sus hormonas obviamente menos, así que nuestra querida concedió un baile lento al pequeño Justin, condenándolo a la desdicha eterna después de dejarle apoyar sus manos sobre el Lulutrasero, y unos pasos de salsa, por llamarlos de alguna manera, a otro quinceañero que rondaba por allí. Pasos de salsa que se cruzaron con un bordillo oculto, provocando la caída de las caídas. Lulú, digna de salir en vídeos de primera, se pegó un guarrazo de culo contra el suelo que los babies salieron corriendo y la dejaron allí tirada, con las patas para arriba y los tacones apuntando al techo. Como os podéis imaginar, nos reímos hasta quemar los cubatas que nos habíamos bebido, el bocata que después nos tragaríamos y las cenas de las dos últimas semanas. Nos reímos hasta que nos hizo daño la mandíbula, hasta tener que ponernos de cuclillas porque se nos escapaba el pipí, hasta llorar como tontos, de la hostia que se había pegado. 

Y es que ya os lo he dicho antes, las Lulonights son algo que todo el mundo debería experimentar alguna vez... Así que puede que tengamos que avisar en un futuro por dónde vamos a salir, para que podáis formar parte del siguiente Show, o Luloshow...




¡Disfrutad del Sol chicos, y de la Luna!

Lovely,
Loló :)

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